La política de los sentimientos; ahora Cataluña

Tomado de http://www.elviejotopo.com/topoexpress/catalunya-en-la-sesion-de-investidura/

Tras el Brexit, tras Donald Trump, aparece ahora Cataluña como una nueva representación de la política de los sentimientos que se va desarrollando cada vez más los últimos años, caso una extensión más de la posverdad
El auge del independentismo en Cataluña se apoya mucho más en ellos que en las puras razones, pues ni desde el punto de vista económico ni del social realmente podría sostenerse.

Pero el apoyo (y por tanto el voto) a la opción independentista no se apoya en razonamientos más o menos objetivos, sino en consignas de fuerte contenido emocional (unas cuantas verdaderas, pero la mayoría falsas o, peor aún, fuertemente manipuladas, como «España nos roba», que convierte en idea confiscatoria lo que es la base de las democracias europeas, la redistribución de las riquezas entre personas y territorios para conseguir unos espacios económicamente más poderosos y socialmente más viables)
También el Gobierno de España con Rajoy a la cabeza apela esa política de sentimientos, y ambas se retroalimentan en una espiral sin fin desde hace años que tantos réditos electorales ha dado a ambos bandos al tocar la fibra sensible de sus potenciales votantes y, de alguna manera, fanatizarlos para que sólo vean un lado de la moneda.
Dentro del desarrollo de esta política de sentimientos cobra una especial importancia la información y la transmisión de los mensajes (el control del relato)
Nos encontramos así con multitud de gestos,  de imágenes de fuerte simbolismo, de eslóganes que hay que viralizar en  las redes sociales y hacia la prensa exterior, aspecto en el que gana por goleada el Gobierno catalán ante una manifesta incompetencia del central
En este terreno de  batallas emocionales toman especial valor las banderas, como hemos visto en la manifestaciones catalanas cuajadas de esteladas,o la reacción del sector más de derechas español promoviendo las banderas en sus balcones