Posteado por: vicentecamarasa | 15 septiembre 2012

NIEVE. Una novela de Orham Pamuk para pensar sobre islamismo y occidentalización

Tomado de http://clubdecatadores.wordpress.com/2011/11/22/nieve-orhan-pamuk/

La remota ciudad de Kars, en el extremo oriental de Turquía, cercana ya de la antigua Unión Soviética, es un microcosmos en donde conviven el islamismo radical de Azul y sus conexiones con los rebeldes kurdos frente al ataturkismo oficial y laico. Un lugar de frontera (geográfica pero también espiritual) en donde la religión y el laicismo combaten secretamente en medio de la pobreza, la lejanía de todo y una nieva siempre presente que la aislará de todo y todos.

A este lugar llega Ka, un poeta turco residente en Alemania (un perfecto ejemplo de esquizofrenia cultural que vive entre ambos mundos sin pertenecer a ninguno, como el propio autor).  Viene buscando un amor antiguo y se encontrará con sus propias contradicciones que son las de un país que fue hecho laico por decreto (el famoso giro de Ataturk) y navega en unas aguas confusas en donde religión, modernidad, emulación de Occidente,  memoria o pobreza enredan sus redes en una mezcolanza de motivos que son el eje de la novela.

Tomado de http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Gubernias_del_Caucaso_-_Oblast_de_Kars_-_Imperio_Ruso.png?uselang=es

Pues si algo nos desvela su lectura es que las cosas no son tan simples como queremos verlas, y ni la religión es sólo fanatismo, ni el laicismo es la perfecta forma de modernidad. La situación es mucho más compleja, como muy pronto descubrirá Ka, que acude a la ciudad atraído por los suicidios repetidos de empañoladas (musulmanas con pañuelo) que no pueden estudiar por el simple hecho de querer llevar un pañuelo en señal de islamismo.

Comienza así lentamente a comprender que la religión es algo más que una simple cuestión de fe,  algo por completo diferente a la espiritualidad invidualista de Occidente.

«Te dan miedo los invididuos occidentalizados y solitarios que creen en Dios por sí solos»

Porque aquí Dios no nos abandona aunque queramos. Para que uno pueda ser ateo, primero tiene que ser occidental

Tomado de http://www.fotopaises.com/foto/Turquia/Kars/6960.html

Es también, la religión, una actitud de defensa frente a la pobreza, en gran parte engendrada por la occidentalización

Votad al Partido de la Prosperidad al que llaman el partido de Dios, les dicen, toda esta pobreza, esta miseria en la que nos encontramos es porque nos hemos alejado del camino de Dios (…) Se ganan así la confianza de parados furiosos con el orgullo herido, alegran a las esposas de los desempleados que no saben que van a poder hervir esta noche en la cazuela

La cuestión es creer como los pobres y ser uno de ellos. Sólo creerás en Dios cuando comas como ellos, cuando te rías o te ofendas con lo que ríen y se ofenden ellos. No puedes creer en el mismo Dios llevando una vida completamente distinta

Una forma de vivir en la pobreza (y también en la tradición) de la que tan lejanos estamos (y que desvirtúa nuestra percepción)

Incluso los ateos que han sufrido aunque solo sea un poco acaban por no soportar mucho tiempo la falta de fe y al final vuelven a creer

Por su parte, la occidentalización y laicismo tampoco son tan inocentes como nos pueden parecer, y muy pronto serán la coartada para un golpe militar casi de opereta

Hace falta un ejército laico para que todos los que están un poco orientalizados, especialmente esos intelectuales con la nariz alta que desprecian al pueblo, puedan respirar con tranquilidad, en caso contrario, los islamistas los harían pedazos con cuchillos mellados

Una violencia absurda que nos enfrenta con nuestros propios dilemas

La pregunta es ésta: yo, ahora, como comunista, modernizador, laicista, demócrata y patriota, ¿debo creer ante todo en la ilustración del pueblo o en la voluntad popular? Porque si creo hasta el fin en la Ilustración y en la Occidentalización, me veo obligado a apoyar este golpe militar contra los integristas

La situación aún se complica más cuando todo este cóctel lo mezclamos con Occidente pues

Cuando ellos (los occidentales) escriben poesía y componen canciones, hablan en nombre de toda la humanidad. Ellos son seres humanos y nosotros sólo somos musulmanes. Si la escribimos nosotros es poesía étnica

Y desde este punto de vista (cargado de soberbia y de una verdad absoluta de la que tan a menudo nos vanagloriamos de no tener, reprochándoles a los otros de ejercerla), ¿cómo vemos las cosas?

¿Lo importante son la democracia, la libertad y los derechos humanos o que el resto del mundo imite a Occidente como un mono? ¿Puede soportar occidente que unos enemigos suyos que no se le parecen en nada alcancen la democracia?

Como puede verse, una novelas de múltiples verdades en donde se nos exponen las razones pero también las consecuencias de tantas opciones: la islámica, la occidentalista, la occidental.

Mensajes que tienen su justificación propia pero que, incapaces de mestizarse con los demás, solo crean odio y violencia. Una sociedad desgajada que no puede llegar a convivir en paz, pues tiene unas premisas de inicio tan distintas que no puede llegar a crear un consenso mínimo sobre el que construir, pues ninguno de los modelos consigue dar respuestas a los distintos problemas.

En el fondo, toda la novela es una visión crítica del modelo de occidentalización que pretendió la Turquía moderna, viendo sus grietas que se esconden por debajo. Es, también, una visión (la del otro lado) del Occidente perfecto y maravillado de sí mismo al que nosotros pertenecemos. De él y de sus inconguencias frente a un modelo cultural (el mundo islámico) del que solo sabemos ver la pura superficie y al que damos recetas simplistas para su cambio. ¿Cómo queremos que sean como nosotros si no son nosotros? ¿Acaso quieren ser como nosotros? ¿Mejorarán su vida copiando nuestro modelo?

Toda una larga serie de preguntas que el lector occidental se irá haciendo y que le impedirán ver el asunto con lejana objetividad, involucrándole en la lectura pues…

¿Realmente queremos comprenderlos? ¿O simplemente les vemos como seres inferiores que sólo nos podrán copiar, de forma sumamente defectuosa?

En cuanto una nación es pobre, lo primero que piensa el mundo entero es que es una nación de tontos, de cabeza de chorlito, de vagos, de sucios y de inútiles. En lugar de tenerles pena, se ríen de ellos. Encuentran cómicas su cultura, sus tradiciones y sus costumbres. A veces se avergüenzan de lo que han pensado, dejan de reírse y si los emigrantes de ese país les barren los suelos y trabajan en los peores empleos, se comportan como si encontraran interesante su cultura e incluso les tratan como si fueran iguales para que no se les rebelen

Unas palabras duras que bien podríamos haber utilizado los españoles «redescubiertos» por el romanticismo francés o inglés en el XIX o las que podemos utilizar hoy mismo cuando vemos todos los prejuicios que tiene nuestro Occidente superior (la Europa del Norte) cuando Finlandia, Holanda o Alemania nos tachan al sur de Europa de vagos, despilfarradores, mentirosos…

¿Qué pensarán ellos de nuestra omnipresente Iglesia Católica que no debe pagar el IBI de sus inmuebles? ¿De su influencia decisiva en temas sociales como el aborto, la homosexualidad o el divorcio?

Pues nosotros también somos seres híbridos (como Ka, como Turquía, como ese Islam que intenta modernizarse) frente al paradigma correcto, y no nos vendría mal leer la novela desde este punto de vista, y darse cuenta que, ahora que volvemos hacia la pobreza, mucho de la modernidad de la que presumíamos se despedaza

Tomado de http://ojeandoelestadodelpais.blogspot.com.es/2012/05/la-imagen-de-la-crisis-espanola.html

Como se ve, la novela es un verdadero lugar para pensar y relativizar muchas de nuestras verdades.

Una obra fantástica para pensar pero también para leer, pues su estructura de espejos (muy pronto descubrimos que el narrador es narrado), el caleidoscopio de opiniones, el juego casi detectivesco de unos poemas perdidos en la nieve o la teatralidad grotesca de un golpe de estado hecho por un actor, es de una posmodernidad impecable que se cuestiona la propia historia, la acelera, repite o adelanta, consiguiendo así no caer en el dogmatismo y convertirlo todo en puro juego. Un peligroso juego.

Para saber más (una entrevista con el escritor)

 

Orhan Pamuk. Nieve, 2011

 

ÍNDICES DE NARRATIVA

Vicente Camarasa


Respuestas

  1. […] especialmente las más pobres, como Orham Pamuk retrató de forma tan magnífica en su obra Nieve de la que ya hablamos aquí (sumamente recomendable para entender esta doble alma turca en donde la modernidad es, a menudo, […]

  2. Magnífica reseña. La mejor que he podido encontrar. Gracias por compartir tu experiencia sobre este excelente libro.

    Yo sigo sobrevivido tras su lectura. Un abrazo desde Barcelona, Jordi


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